Surgen nuevas alianzas comunicacionales, facilitadas por nuevas tecnologías, pero sobre todo por nuevas prácticas “político-morales”, de los/las periodistas y comunicadores/as.
Por Cristián Opaso
Periodista
Son sólo eso: pequeños brotes, pero brotes al fin, de lo que pudiese llegar a ser un jardín que le trajera frescura y devolviera el alma a un paisaje comunicacional duopólico más bien desértico y monotemático, representativo de un limitado segmento del país, ajeno a ese que estallara en octubre de 2019 y que lucha aún por recoger los pedazos y sentar las bases para uno nuevo Chile.
He aquí algunos de ellos:
- Que el Colegio de Periodistas avale a los medios y comunicadores/as alternativos apañándoles para conseguir los salvoconductos con que la burocracia represiva del gobierno piñerista intenta acallar los ojos y oídos que han sido testigos de los crímenes de Plaza Dignidad. De esta manera, además de hacer un significativo aporte al quehacer de un segmento no despreciable (de hecho más bien indispensable durante el último tiempo) de las comunicaciones, la orden profesional nacida el año 1956 flexibiliza en los hechos el tipo y número de trabajadores/as que puede agrupar y defender, abriendo así potenciales caminos de crecimiento y participación en una orden gremial que, como casi todas en el Chile de la post-dictadura, sufren de un largo letargo de participación, sobre todo de las generaciones más jóvenes. Medida noble ésta que está relacionada con los coletazos de la revuelta y con las colegas feministas ahora en la dirigencia del colegio.
- Que una de las primeras estaciones de televisión digital que emiten en Chile -dando inicio finalmente a la postergada televisión digital- arriesgue prestigio y pelambres y ponga al aire por un par de horas cada día a tres parias de la televisión abierta, expulsados de los canales oficiales, a conversar sin tapujos sobre la realidad nacional. Porque, dicho en buen chileno, a eso más o menos equivale a que SantiagoTV (Canal Digital 48.1) tenga en la parrilla de lunes a viernes, cinco días la semana, a los inteligentes, divertidos y deslenguados/a Alejandra Valle, Daniel Stingo y Mauricio Jürgensen. Osada apuesta comunicacional que nació el alero de El Desconcierto, hoy en el canal de la USACH. Ojalá las otras ocho universidades que también obtuvieron concesiones digitales (de las cuales ya se han otorgado 65 de un total de 116) imiten semejantes atrevidas decisiones programáticas que saltan el cerco de las aulas y amplifican a su función pública.
- Que una radio oficial de una de las universidades más prestigiosas del sur de Chile le brinde espacios a los “Cadenazos Radiales” con que los nuevos comunicadores de “medios libres” dan a conocer noticias del Wallmapu. Una cosa es hablar de las comunicaciones alternativas o del derecho a la comunicación, otra distinta es sentarse a conversar de igual a igual con los nuevos/as comunicadores/as y/o brindarles espacios para que hablen sin intermediarios. Que es precisamente lo que ha estado haciendo la radio de la Universidad Austral de Valdivia, que bajo la conducción del periodista Miguel Millar ha brindado espacio a experiencias como la de Radio Kurruf, radio autodenominada libre, una de las docenas de experiencia radiales en-línea (y podcasts) que se han desarrollado estos últimos años y al reciente “Cadenazo Radial” en que durante cinco horas una veintena de radios comunitarias recordaron a Macarena Valdés, la activista ambiental mapuche asesinada en la zona precordillerana de Valdivia.
Buenos ejemplos estos (¡de seguro hay más!) de un nuevo trenzado comunicacional que está brotando y que merece ser cuidado, regado y multiplicado con esmero por todos los/las colegas periodistas. Nuevas alianzas comunicacionales, facilitadas por nuevas tecnologías, pero sobre todo por nuevas prácticas -permítanme el término- “político-morales”, de los/las periodistas y comunicadores/as que -con mayor fuerza a partir de la revuelta- pensamos, sentimos e intentamos actuar en torno a la ineludible necesidad de revolucionar nuestras comunicaciones, para navegar seguros e informados de aquí en adelante, hasta plasmar el derecho a la comunicación social en nuestra nueva Constitución.
Publicado por El Desconcierto