De memoria privilegiada, de una solidaridad sin límites y de una capacidad para escribir pese a las malas jugadas que le paso su salud.
Por Oriana Zorrilla
Presidenta Consejo Metropolitano
7 de noviembre 2020.- Conmoción causó la noticia de la muerte de Ernesto Carmona. Las redes sociales se han copado de reconocimientos a su larga y fructífera vida dedicada al periodismo de verdad. Ese periodismo comprometido y militante, apasionado y riguroso que se forjó -más allá de las aulas de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile- porque su principal escenario fue la calle, la militancia, el reporteo y la investigación.
De memoria privilegiada, de una solidaridad sin límites y de una capacidad para escribir pese a las malas jugadas que le paso su salud, Ernesto Carmona es autor inagotable de ensayos y libros testimoniales.
Poco antes de morir, con gran esfuerzo y disciplina presentó su libro “Islas Cárceles, castigo a la transgresión”. Fue editor, en 1996, de “Morir es la noticia” un trabajo magistral para la historia del periodismo y una obra educativa para las nuevas generaciones. En este libro lideró un trabajo de investigación colectiva para dejar un registro de lo que fue el periodismo de los años 60 – 70 mediante una semblanza de periodistas, estudiantes de periodismo y trabajadores de la comunicación asesinados en dictadura, mostrándoles en sus formas de pensar y en su participación política.
La labor investigativa de Ernesto Carmona fue silenciosa, no mediática, ni siquiera remunerada, de largo plazo y dio origen a libros trascendentales cuya información estaba fuera de los medios de comunicación chilenos. Por ejemplo, “Chile desclasificado” (1999) cuyos datos permitieron desarrollar otras investigaciones en Derechos Humanos o como la de los jóvenes estadounidenses detenidos desaparecidos en Chile durante el Golpe Militar.
De otra de sus búsquedas surge el documental “Imagen Final” del cineasta argentino Andrés Habegger, que identifica a los autores del asesinato del periodista sueco argentino Leonardo Henrichsen, quien antes de morir grabó en su cámara a quienes le dieron muerte en Santiago, el 29 de junio de 1973, en el ensayo de golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende, más conocido como El Tanquetazo.
La trayectoria periodística de Ernesto Carmona se inicia en la revista Vistazo, fue corresponsal del diario El Sur de Concepción, reportero en radio Magallanes, redactor en el diario El Siglo, Prensa Latina y Punto Final. Trabajó en “Sábados Gigantes” de Canal 13 y en el Canal 9 de la Universidad de Chile. En 1973 era director de radio Nacional. Posteriormente trabajó en El Cronista de Buenos Aires y fue catedrático en la Universidad Central de Caracas.
Alejandra Matus define a Ernesto Carmona como “un colega con quien podrías estar conversando y aprendiendo la vida entera; leal, noble, inteligente y generoso”. Para el ex presidente del Colegio de Periodistas, Guillermo Torres Gaona es “uno de los grandes periodistas revolucionarios de nuestra época. Con una obra enorme. Destacado dirigente de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), del Colegio de Periodistas de Chile y del Círculo de Periodistas Juan Emilio Pacull”.
El afecto y reconocimiento de los periodistas y de quienes lo conocen, también envuelve a Doris Jiménez, compañera de toda una vida no solo en el amor, en los hijos y en los nietos, sino que además en las tareas profesionales y de dirigente.
El Colegio de Periodistas de Chile, el periodismo chileno, ha perdido a unos de sus más destacados exponentes, y deberá honrar su memoria luchando por aquellas tareas que aún quedan pendiente.