Observar los ojos claros, dulces y tristes de Mauricio Weibel hoy, y las imágenes brutales de la odiosidad derechista en el film de Andrés Wood, Araña, nos trasladan a una época pasada y cuyas manifestaciones actuales nos alertan.
Por Oriana Zorrilla *
Los ojos claros, abiertos y asustados de un niño de seis años y la araña, símbolo de Patria y Libertad, nos impactan y nos giran en torno desde hace un par de días. No es casual que así sea, porque junto al estreno de la nueva película de Andrés Wood Araña, asistimos espantados a la persecución y espionaje que sufre Mauricio Weibel Barahona, periodista de investigación, que ha develado los fraudes del Ejército y de Carabineros de Chile.
La excelente película de Andrés Wood, intensa y obscura, desde la primera escena que muestra que “en una calle de Santiago, llena de inmigrantes un hombre (Marcelo Alonso) persigue a un ladrón -de una cartera- en su viejo Chevy y lo aplasta violentamente contra el muro. La sangre sale expulsada contra la pared; la gente aplaude.” (Comentario de La Segunda, 14 de agosto de 2019).
El periodista Mauricio Weibel, a los seis años junto a uno de sus hermanos y a su madre Maria Teresa Barahona, son testigos horrorizados de la detención de su padre José Weibel Navarrete al interior de un bus de la locomoción colectiva.
Fue un 29 de marzo de 1976, cerca de las 08:00 de la mañana, en la calle Uno Oriente, en la población Las Lomas de Macul, a la altura del seis mil. En ese instante, tres automóviles interceptaron al microbús desde los que se bajaron agentes de civil pertenecientes al “Comando Conjunto Antisubversivo”, abordaron el bus por las puertas delantera y trasera, apoyados por agentes que viajaban al interior del vehículo. Para justificar su acción represiva los agentes, acusaron a José Weibel de justamente el robo de una cartera.
En los días previos al secuestro fue víctima de seguimiento y vigilancia de civiles que antes habían pertenecido al grupo Patria y Libertad, la del símbolo de la Araña, a esa fecha agentes del Comando Conjunto al mando del civil César Luis Palma Ramírez.
Weibel padre, fue trasladado a las dependencias del diario Clarín, expropiado para transformarlo en lugar de tortura y muerte, posteriormente fue conducido a diferentes lugares de tortura para ser asesinado más tarde, en el Cajón del Maipo.
Pese a infinitas acciones legales, sociales y políticas realizadas por su esposa y familiares nunca se pudo identificar su cuerpo y aún permanece detenido desaparecido.
Ni la vida clandestina de su padre; ni la dolorosa enfermedad de su madre, quien falleció tempranamente, impidieron que Mauricio Weibel se trasformara en un buen estudiante, un actor importante en las luchas juveniles y gremiales y en un excelente periodista de investigación.
Observar los ojos claros, dulces y tristes de Mauricio Weibel hoy, y las imágenes brutales de la odiosidad derechista en el film de Andrés Wood, Araña, nos trasladan a una época pasada y cuyas manifestaciones actuales nos alertan.
Nos hacen pensar en esos niños de la rebelión que alude en uno de sus libros, al recordar a tanto niño o niña que se vieron obligados a luchar, a sufrir, a crecer a golpes. Que más tarde, en una democracia con amarres, sin justicia, represiva, sin posibilidades de trabajos dignos, los expulsa del país y les sume en la droga o en el alcohol, les arranca la vida como la joven que se suicidó, hace un par de días, en la estación del Metro La Moneda. (14 de agosto de 2019).
En la memoria de Mauricio Weibel anidan la fuerza y la templanza de las figuras de José Weibel y María Teresa Barahona, sus padres. En sus acciones se reflejan la dedicación de tantos hombres y mujeres que intentan construir una sociedad mejor.
Sus libros, Asociación Ilícita, Los archivos secretos de la dictadura, Traición a la Patria, Los niños de la Rebelión, Ni Orden ni Patria,entre otros así lo ratifican.
Su trayectoria como corresponsal extranjero investigando temas sobre las dictaduras militares, el tráfico de armas, los paraísos fiscales entre otros y, desde el punto de vista gremial impulsando la creación de la Unión Sudamericana de Corresponsales para promover los derechos de la comunicación en la Región generando contenidos para la BBC, The New Yorker, The Economist, RAI, Telesur y en Reporteros sin Fronteras, obligan a la sociedad chilena a pronunciarse públicamente ante los atentados que está viviendo este periodista de excelencia.
Ya, el Colegio de Periodistas de Chile ha manifestado su solidaridad con Mauricio Weibel Barahona y ha señalado que en este hostigamiento existen responsabilidades políticas, que las autoridades, desde los poderes del Estado, deben asumir.
La película Araña se estrena en un momento oportuno porque a través de ella nos refresca la memoria y nos advierte sobre discursos nacionalistas y de odio que están muy lejos de haber sido enterrados definitivamente.
Estos actos de persecución y acoso mediante sistemas propios de la dictadura, ponen en jaque no solo a la libertad de expresión y al derecho de los chilenos a estar verazmente informados, sino que amenaza brutalmente a la enclenque democracia que estamos viviendo.
*Presidenta del Consejo Regional Metropolitano del Colegio de Periodistas de Chile.