La firme vocación de comunicar del Pepe y tantos otros, hace que hoy sigamos recordando los horrores del pasado para insistir hasta la majadería en que no se pueden repetir.
Daniela Pizarro Amaya.
Presidenta Consejo Metropolitano
Colegio de Periodistas de Chile
Hace 35 años la dictadura de Augusto Pinochet asesinó brutalmente al periodista José Carrasco Tapia. Pero está tan presente que incluso, aquellos que ni siquiera nacíamos cuando esto ocurrió, lo recordamos y nos esmeramos por mantener viva su memoria. Por primera vez después de 35 años, el Consejo Metropolitano, es dirigido por una generación que no conocimos al “Pepe”, pero siempre vimos su retrato engalanando alguna sala de redacción en universidades, medios de comunicación y en el propio Colegio de Periodistas de Chile, especialmente, en el Consejo Metropolitano, donde ejerció como delegado.
La miles de historias que escuchamos y leído del cariñosamente llamado “Pepone” nos delinea un hombre de fuerte convicción y compromiso, un periodista/reportero que trabajó al servicio de las transformaciones y de la resistencia a la tiranía. El asesinato de José Carrasco fue la manera que tuvo la dictadura de intentar acallar a la prensa de la resistencia/oposición, esa que algunos colegas llamaron periodismo de trinchera.
Esos medios y periodistas, a pesar del estado de sitio, siguieron operando en la clandestinidad, ejemplo de ellos es la “Carta a los Periodistas” que salía diariamente de las oficinas del Consejo Metropolitano de la Orden gremial.
Pepe Carrasco trabajó en las revistas Punto Final, Gol y Gol, las radios Minería, Portales y Chilena, y el Canal 9 de la Universidad de Chile. Además, fue editor internacional de la revista Análisis, su última labor. En su actividad política fue militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y fue activo dirigente del Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas.
Luego del fallido intento de ajusticiamiento en contra del tirano los agentes del Estado salieron furibundos a cobrar venganza, mientras Carrasco pensó que era importante cambiar la portada de la revista Análisis de esa semana, después de tan importante acontecimiento. Algunos de esos movimientos alertaron a las fuerzas de la dictadura que fueron a sacarlo desde su propia casa, desde donde Pepe salió gritando “Soy periodista, Soy periodista!”, esperando inmunidad o alegando inocencia. Lo cierto es que 14 balas de los hombres de Pinochet terminaron con la vida del reportero en un muro en plena Avenida Vespucio Norte.
La firme vocación de comunicar del Pepe y tantos otros, hace que hoy sigamos recordando los horrores del pasado para insistir hasta la majadería en que no se pueden repetir.
Tras el estallido social vivimos un proceso complejo para la prensa y la libertad de expresión, donde se hizo común que en manifestaciones nuestros colegas fueran detenidos y golpeados, es por ello que muchos y muchas terminaron con traumas oculares o algún otro daño importante.
Las nuevas generaciones nos debemos sentir plenamente identificados con la labor y la convicción de José Carrasco. Periodistas, militantes, dirigentes/as gremiales, trabajadores/as de medios alternativos y populares. En síntesis estamos todos y todas, en nuestras propias trincheras, bregando por un periodismo ético, apegado a los derechos humanos, en pro de la construcción de una sociedad más democrática y justa.
La mística y la valentía que pusieron hombres y mujeres, entre ellos Pepone, comprometidos con el periodismo, la democracia y la libertad de expresión, son banderas que levantamos hoy y exigimos que se consagre el Derecho a la Comunicación en la nueva Constitución y que se articule una ley de medios, que permita el pluralismo tan escaso en nuestro sistema medial.
Por esto y mucho más ¡Pepone siempre en la memoria!